Miguel Ramos Arizpe y el federalismo mexicano


Miguel Ramos Arizpe y el federalismo mexicano

Reveriano Sierra Casiano

 

José Reyes Meza, Miguel Ramos Arizpe, óleo sobre tela, 1966. Museo Nacional de las Intervenciones. INAH. Secretaría de Cultura.

Miguel Ramos Arizpe (1775-1843) nació en el Valle de las Labores, cerca de Saltillo, en el actual estado de Coahuila. Eran los tiempos de la época virreinal o colonial de la Nueva España y la provincia natal de Miguel formaba parte de las Provincias Internas de Oriente, junto con el Nuevo Reino de León, Texas y Nuevo Santander. Ramos Arizpe creció en el seno de una familia criolla de medianos recursos; desde joven mostró aptitudes para el estudio y en 1803 recibió las órdenes sacerdotales. En 1810 obtuvo el grado de doctor en leyes, completando así los más altos estudios en las dos principales ramas de la educación virreinal: la teología y la abogacía.

Como muchos otros descendientes de españoles nacidos en América, Ramos Arizpe se dio cuenta de que, a pesar de sus talentos y educación, era excluido de los principales cargos de la administración religiosa y política de la Nueva España en favor de los europeos; esta situación generó cierto malestar social entre los criollos y se combinó con la difusión de nuevas ideas revolucionarias, sobre la igualdad y libertad, que llevarían a cuestionar el régimen español a principios del siglo XIX.

En 1808 el gobierno de la Nueva España se tambaleó por la crisis de la monarquía. En España los ejércitos imperiales de Napoleón Bonaparte invadieron la Península Ibérica, apresaron al rey y el gobierno quedó sin cabeza. Los españoles liberales aprovecharon la ausencia del rey y la guerra contra Francia para organizar una revolución política: en 1810 se reunieron las Cortes –una forma de congreso– de la monarquía española, con diputados de España y de América a los que se les encargaría redactar una constitución liberal para España y sus colonias. Ramos Arizpe fue elegido diputado representante de las Provincias Internas de Oriente y a finales de 1810 partió hacia Europa, mientras la lucha por la independencia iniciada por Miguel Hidalgo se empezaba a extender por el virreinato de la Nueva España.

Las sesiones de las Cortes de Cádiz fueron la primera experiencia legislativa de Ramos Arizpe; en ese espacio de discusión política tuvo oportunidad de mostrarse como defensor de la igualdad, la libertad y el buen gobierno. Miguel reclamó en las sesiones que el régimen español había mantenido a las Provincias Internas abandonadas, dependientes de un gobierno militar despótico y arbitrario; sin apoyo a la agricultura, la educación y sin instituciones para la aplicación de justicia. Sobre la falta de establecimientos escolares escribió: “la educación pública es uno de los primeros deberes de todo gobierno ilustrado, y sólo los déspotas y tiranos sostienen la ignorancia de los pueblos para más fácilmente abusar de sus derechos”.

Para mejorar el gobierno de las Provincias Internas, Ramos Arizpe propuso en su Memoria presentada ante las cortes de Cádiz la creación de diputaciones, ayuntamientos, un tribunal de justicia, un consulado de comerciantes, escuelas, y la apertura de los puertos comerciales de Tampico. Con modificaciones, algunas de sus ideas fueron incluidas en la Constitución de Cádiz de 1812; sin embargo, en 1814 el rey de España Fernando VII volvió a ocupar el trono, derogó la carta magna y apresó a los principales diputados liberales, entre ellos Miguel, quien pasó los siguientes años en prisión hasta 1820.

Cuando Ramos Arizpe fue puesto en libertad las circunstancias en la Nueva España habían cambiado: después de una larga guerra, México alcanzó su independencia en 1821 y se estableció el Imperio mexicano. Entonces ya no era necesario reformar la administración de la monarquía española y sus colonias por lo que Miguel pudo regresar a su tierra.

Ramos Arizpe arribó a México a principios de 1822, poco antes de que se reuniese el primer congreso constituyente mexicano del que ya no pudo formar parte; meses después, Agustín de Iturbide fue coronado emperador y, debido a las disputas de autoridad que tenía con los diputados, decidió disolver el congreso. En las provincias el acto del emperador se consideró una demostración de tiranía que restó legitimidad a su gobierno. Al poco tiempo la oposición de las provincias, del ejército y de ex insurgentes obligó al emperador a reinstalar la institución legislativa y a abdicar en marzo de 1823.

El colapso del imperio de Iturbide dio fuerza a las demandas regionales, algunas de las provincias incluso se declararon estados independientes; en diversas regiones del país se exigía la reunión de un nuevo congreso y el establecimiento de una república federal; la nación recién independizada parecía precipitarse hacía una guerra civil o a la fragmentación territorial.

En ese contexto se reunió el segundo congreso constituyente mexicano, que inició sus sesiones el 7 de noviembre de 1823 y del que Ramos Arizpe formó parte. Miguel fue uno de los principales defensores del federalismo como alternativa para mantener la unidad territorial de la nación, pero reconociendo el derecho a la participación política de los habitantes de las provincias más alejadas de la ciudad de México. Los argumentos a favor del federalismo en el congreso fueron que con este sistema se evitaba la concentración del poder y que se establecerían instituciones de gobierno locales, que atenderían las necesidades regionales, por lo que se trataba de una forma de gobierno que podía garantizar igualdad y libertad.

Ramos Arizpe redactó la mayor parte del Acta Constitutiva de la Federación que los diputados del congreso firmaron el 31 de enero de 1824. Este texto fue un acuerdo que orientó los trabajos del congreso constituyente hasta la promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos el 4 de octubre de 1824. Con el Acta Constitutiva y el texto constitucional, México adoptó la forma de gobierno de república representativa, popular federal, integrada por estados libres y soberanos.

En el tránsito hacia la república federal, las viejas Provincias Internas de Oriente se separaron para formar los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila-Texas. Con el establecimiento del federalismo mexicano Miguel Ramos Arizpe vio materializadas las instituciones de gobierno regionales por las que luchó gran parte de su vida política, primero en las Cortes de Cádiz y después en el congreso constituyente mexicano que estableció por primera vez la República Federal.

 

Referencias:

David Pantoja Morán, “Ramos Arizpe y la gestación del federalismo mexicano”, México: UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Revista Mexicana de Historia del Derecho, XXVIII, pp. 147-181.

Miguel Ramos Arizpe, Discursos, memorias e informes, nota bibliográfica y acotaciones, Vito Alessio Robles,              segunda edición, México: UNAM, Coordinación de Humanidades, 1994.

Última modificación:
  Martes 29 de octubre de 2024 14:24:37


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