Cine mexicano en la ex Yugoslavia: nostalgia y anhelo


Cine mexicano en la ex Yugoslavia: nostalgia y anhelo

 

Minero Saucedo María Fernanda

Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México

 

Cartel difundido en Yugoslavia de la película mexicana “Un día en la vida” (1950), dirigida por Emilio “El Indio” Fernández, con fotografía de Gabriela Figueroa, guion de Mauricio Magdaleno y actuaciones de Columbia Domínguez y Roberto Cañedo. Disponible en https://es.wikipedia.org/wiki/Un_d%C3%ADa_de_vida#/media/Archivo:Jedan_dan_zhivota_pamphlet_cover.jpg

 

Sin lugar a duda, cuando pensamos en nuestra cultura, vienen a nuestra mente las expresiones mayormente difundidas a nivel internacional tales como mariachi, las trompetas, guitarras y guitarrones, sus canciones y los sentimientos que evocan. Si bien este género musical ha tenido gran aceptación a lo largo de América Latina y específicamente en Estados Unidos dada la presencia de población mexicana, su presencia no se limitó a lo regional, trascendiendo las fronteras de otros continentes.

Al respecto, es necesario dialogar sobre la idea de una cultura nacional hegemónica que unificaría todas las diversidades nacionales al interior del país. Tanto su construcción como su evolución han sido debatidas desde la Historia y las Ciencias Sociales bajo el término de nacionalismo cultural[i]: un discurso político, educativo y artístico referente al México emanado de 1920. Para situar este concepto en la historia, es indudable que en el México posrevolucionario se hizo necesaria la construcción de esta reforzándola con las instituciones. En este sentido, encontraríamos a la Secretaría de Educación Pública y su idea de mexicanidad difundida durante las décadas de los años veinte y treinta. Así, ciertos elementos folclóricos -entre los que encontramos al mariachi- fueron situados al centro del discurso que impulsó la unidad nacional tras los conflictos armados y segmentaciones sociales[ii].

            Resulta sorprendente que, más que en cualquier otra nación, fuese en la República Federal Socialista de Yugoslavia (RSFY)[iii] donde estos elementos culturales encontraron gran arraigo durante décadas. En esta región de los Balcanes -que ahora comprende los territorios de Croacia, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Eslovenia y Macedonia del Norte- se creó una imagen mítica de México gracias al flujo de producciones culturales en las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.

            Esta historia de intercambio cultural y de referentes inició con un suceso propio de la historia del socialismo real. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y con el advenimiento de la Guerra Fría y la polarización del mundo en dos bloques, Yugoslavia mantuvo nexos cercanos pero problemáticos con la Unión Soviética, que terminaron por resquebrajarse. En 1948, las élites del poder en Moscú decidieron la expulsión de Yugoslavia del Buró de Información[iv] como consecuencia de "haber sido desleal a las instituciones soviéticas"[v].

A raíz de este suceso, el antagonismo entre Josef Stalin y Josip Broz “Tito”, dirigente de Yugoslavia,[vi] aumentó. La resolución desde Moscú indicó que el Partido Comunista de Yugoslavia se había alejado de la visión soviética, lo cual provocó que la nación balcánica buscara diversificar sus relaciones internacionales para evitar aislarse a nivel global y, sobre todo, alejar a su pueblo del resto de las naciones del mundo. Fue en este momento cuando se estrecharon las relaciones diplomáticas entre México y la entonces Yugoslavia, establecidas dos años antes, desde el 24 de mayo de 1946.

            En este contexto de la segunda posguerra mundial, cabe destacar la situación de división bipolar del mundo. Si bien, Yugoslavia fue parte de los Estados cercanos a la Unión Soviética, tras escisión política de 1948 y a raíz de la Conferencia de Bandung de 1955, lideró el Movimiento de Países No Alineados. Este gran grupo se conformó de las naciones que en búsqueda de su autonomía buscaban mantenerse al margen de los influjos soviéticos o estadounidenses. En el caso de nuestro país, la adhesión a los países no alineados significó una eficaz herramienta de diversificar las relaciones internacionales y mantener una distancia política frente a Estados Unidos. 

Para 1963 el presidente Adolfo López Mateos visitó Yugoslavia, mientras que la visita de Tito a nuestro país se llevó a cabo en octubre. Una fotografía del líder yugoslavo portando un sombrero de charro guarda este momento para la historia de estos pueblos; un fenómeno cultural de sur a sur. Resultado de ello fue el Convenio de Intercambio Cultural entre México y la República de Yugoslavia suscrito durante la administración de Gustavo Díaz Ordaz y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 16 de julio de 1966.  Este convenio buscó estrechar la amistad entre las naciones:

Considerando que las relaciones entre sus pueblos, pueden ser intensificadas a través de la difusión de informaciones sobre el progreso realizado en cada uno de ambos Estados, en el terreno del pensamiento, de la ciencia y del arte […][vii]

Asimismo, el acuerdo implicó el canje de publicaciones, libros, cintas cinematográficas y grabaciones musicales nacionales. Entre estas producciones, el filme “Un día de vida” (1950) de Emilio Fernández llegó a Yugoslavia dos años después de su estreno con tal impacto que uno de cada dos habitantes de la península balcánica la habían visto; se proyectó en los cines de este país a lo largo de dos décadas. Este melodrama revolucionario fue el más taquillero, pero no el único; títulos como “La malquerida” (1946) llevaron hasta Belgrado el rostro de grandes actores y actrices mexicanos como Dolores del Río.

Paralelamente, la conformación de agrupaciones musicales en Yugoslavia especializadas en su propia versión del mariachi fue un factor clave para la creación de un imaginario particular. Nacía así una imagen idealizada de un México idealizado en falsetes rancheros de distintas voces en serbocroata[viii]. Canciones como “Paloma Negra”, “Cielito Lindo” y “Ay Jalisco, no te rajes”, conformaron un amplio repertorio de gran cantidad de intérpretes de origen yugoslavo. Entre sus exponentes encontramos a Paloma Ansamble, Nikola Karović y Slavko Perović con su canción “Ja sam pravi Meksikanac”, estribillo que cantaba: “Soy verdaderamente mexicano”.

Tras el fin de Yugoslavia en 1992 mediante un periodo de guerras prolongadas entre Estados vecinos, estas canciones y filmes transitaron de la nostalgia por México hacia la yugonostalgia[ix]. Las referencias a la cultura Yu-Mex de los años cincuenta son ahora ecos tanto a México como a Yugoslavia; memorias que muestran cómo la cooperación bilateral puede tomar forma en el imaginario de las sociedades, trascendiendo el papel institucional y diplomático y llegando al terreno de los recuerdos. 

Referencias

Bateman, Jessica, " 'Everyone loved each other': the rise of Yugonostalgia", The Guardian, 25 de agosto de 2022, Dirección URL: https://www.theguardian.com/world/2022/aug/25/everyone-loved-each-other-rise-yugonostalgia-tito

Lukic, Marija, "Juego de lengua(s) en los Balcanes. Serbocroata entre el recuerdo y el anhelo", Revista de Paz y Conflictos, Universidad de Granada, vol. 12, núm. 1, 2019, pp 183-204.

Mijatovic, Brana, “Nostalgia por una patria imaginada: la música del mariachi en la antigua Yugoslavia”, Antropología, Boletín oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, núm. 91, 2011, pp. 116-122.

Mizzini, Miha, “YuMex or Yu-Mex: Mexican music in fifties Yugoslavia”, Dirección URL: https://www.mihamazzini.com/yu-mex/

Maricruz Castro Ricalde, Robert Irwin McKee · UNAM · 2011 · 310 pp.  El cine mexicano se impone. Mercados transnacionales y penetración cultural en la edad dorada.

Glejdura, Stefan, "Yugoslavia: veinticinco años después", Revista de Política Internacional, Núm. 128, 1973, pp. 99 - 114.

 

[i] Pérez Montfort, Ricardo, “Nacionalismo y regionalismo en el cine Mexicano 1930-1960. Algunas reflexiones”, Revista Chilena de Antropología Visual, Núm. Extra 25, 2015.

[ii] Al respecto, destaca la El perfil del hombre y la cultura en México escrita por Samuel Ramos en 1934, así como las diversas reflexiones de Carlos Monsiváis a propósito de la cultura mexicana.  

[iii] La segunda Yugoslavia o la Yugoslavia de Tito (Jugoslavija -Југославија en serbocroata), fue el Estado heredero del Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos (1918 – 1929), disuelto en 1992.

[iv] Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros (Kominform), fundada en octubre de 1947 y con sede en Belgrado -antigua capital de Yugoslavia y actual capital de Serbia-, disuelta en abril de 1956.

[v] Nemesio García Naranjo, "Panorámicas", El Informador, Año XXXL, Tomo CXV, 5 julio 1948, p. 4

[vi] Político y militar, líder de la República Federativa de Yugoslavia de 1953 a 1980. También conocido como "Mariscal Tito".

[vii] DOF, 16 de julio de 1966.

[viii] Denominación del idioma hablado en Yugoslavia. Hoy en día existen variantes propias a cada una de las naciones que le conformaron.

[ix] Término que refiere a la nostalgia por la ex Yugoslavia en Serbia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro y Eslovenia.

Última modificación:
  Lunes 2 de septiembre de 2024 16:51:01


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